Mentiras que nos contamos: Yo no necesito un psicólogo
- Mentiras que nos contamos: Yo no necesito un psicólogo
- La población infeliz
- ¿Por qué no busco ayuda?
- Psicólogos Online: A prueba de tabús y excusas
- Psicología Positiva
- Las 7 diferencias entre tristeza y depresión
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- 5 hábitos de alto impacto para cambiar tu vida
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Los psicólogos online trabajan cada día para que un amplio número de personas que necesitan ayuda sí la reciban. Un número de personas que la psicología tradicional presencial ha dejado fuera durante décadas, pero que son conscientes que sin unas herramientas no alcanzarán el pleno desarrollo y bienestar. Sin embargo, el número de personas que no tienen ningún tipo de ayuda supone un porcentaje nada despreciable. ¿Por qué?
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Según la National Alliance on Mental Illness (NAMI) de Estados Unidos, el 60% de las personas que necesitan ayuda psicológica, no la reciben. Unos datos recogidos en la población estadounidense, pero que puede aplicarse perfectamente a la población europea, ya que el funcionamiento de todo occidente es muy similar respecto a temas sociales y de salud. Pero ¿por qué esta cifra es tan alta? ¿Por qué 6 de cada 10 personas se quedan fuera? ¿Por limitaciones económicas? ¿Por el tabú de la Psicología? ¿Por no dar importancia a su problema?
La población infeliz
Para entender un poco más la situación y ver qué está ocurriendo para que tantas personas no busquen o no reciban ayuda psicológica, tenemos que empezar por una sencilla explicación matemática.
¿Cómo se distribuye la población respecto a la normalidad y anormalidad que establece la Psicología/Psiquiatría? A través de la Campana de Gauss.
Tanto para rasgos concretos como para entender el malestar psicológico, podemos ver que la población queda representada a través de la “Distribución Normal”. Un porcentaje pequeño se colocaría en los extremos y la mayoría de las personas irían estando en el centro. Ocurre, por ejemplo, en Cociente Intelectual (CI). Las personas superdotadas estarían en el extremo derecho y las personas con un CI muy bajo se encontrarían en el otro extremo. Todos los demás se irían repartiendo por la normalidad.
Pero ¿cómo afecta esto a la salud mental? Ocurre exactamente lo mismo. Un pequeño porcentaje se colocaría en cada extremo. En el lado izquierdo, todos aquellos casos de enfermedades mentales graves (graves porque limitan la vida de la persona, pero hay también niveles de gravedad), como son la esquizofrenia, la depresión o un trastorno de la conducta alimentaria. Estos casos, debido a sus características, normalmente reciben ayuda, tanto de forma privada como por el Sistema de Salud Pública. Son casos llamativos que, pese al tabú, buscan y requieren de un psicólogo/psiquiatra (aunque sufren el estigma). Y, en el otro extremo, aparecían todas aquellas personas que, no se sabe muy bien el motivo (realmente es objeto de estudio de la Psicología Positiva), siempre están bien. Este grupo “feliz” parece contar siempre con las herramientas necesarias para superar todos los obstáculos, se basan en la resiliencia y tienen un nivel general de bienestar alto, lo cual no implica que no vivan experiencias negativas o no tengan momentos de infelicidad.
¿Qué aparece, por tanto, en el centro, en la parte más amplia de la campana? El resto de la población, el grupo mayoritario. Pueden tener síntomas depresivos o ansiosos, pero pueden encarar el día a día. ¿Son subjetivamente felices? Depende del día y del momento. Hay ciertas partes de ellos mismos o de su vida que no logran gestionar, pero no es tan grave como para que salten el tabú de la ayuda psicológica y se pongan a trabajar. Aunque no es la única razón de que se queden fuera del trabajo de un psicólogo.
¿Por qué no busco ayuda?
Lo normal es que nos encontremos en la parte intermedia, en la parte que tal vez debería buscar ayuda (de forma estadística, es lo esperable). Pero ¿por qué no lo he hecho nunca? Existen diversos motivos que podrían explicarlo.
1. No lo necesito realmente
Aunque me encuentre dentro del grupo mayoritario “infeliz” pero no clínico, puedo estar viviendo una etapa donde los recursos que sí tengo me hacen vivir con un nivel de bienestar relativamente bueno. Tal vez en situaciones pasadas pude necesitarlo, o tal vez sí lo buscaré en el futuro, pero actualmente no es necesario.
Este grupo, por su situación actual, únicamente por el momento presente, no necesitan realmente ayuda. Ya veremos en el futuro.
2. Tabú y estigma
Existe aún un miedo al estigma de ir al psicólogo. Algo que poco a poco se va eliminando, pero que aún está mal visto. Parece que somos más débiles por buscar ayuda o que lo que nos ocurre es muy grave (población clínica). De hecho, muchas personas que acuden al psicólogo, no lo cuentan dentro de su círculo íntimo, ya no hables del no íntimo.
3. Falta de recursos económicos
En este caso, aparecen dos grupos. Por un lado, los que de verdad no tienen ese recurso, y al no ser población clínica no reciben la ayuda de un psicólogo de la Sanidad Pública. Y, por otro lado, aquellos que tienen un estatus social medio, que piensan que es algo muy caro y que prefieren no invertir en ellos mismos.
La Sanidad Privada en general tiene una diversidad de precios, según el profesional que encuentres o la modalidad de tratamiento. Sin embargo, con una calidad muy buena, podemos encontrar psicólogos low cost.
Una alternativa válida y eficaz es la Psicología por Skype. El psicólogo online tiene unos precios más económicos que si fuera presencial y puede ayudarnos a encontrar las herramientas necesarias para superar los problemas que tenemos.
4. No estoy tan mal
Vale, no estoy tan mal, pero respecto a qué. Si lo comparamos con una enfermedad mental severa, una esquizofrenia, por supuesto que no están tan mal. Pero tampoco estás en el lado de las personas que viven bien (y sí, sí se puede estar bien pese a los problemas diarios).
Te faltan recursos, te falta autoconocimiento, te falta descubrimiento de ti mismo, te falta soltar todo aquello malo a lo que te estás aferrando. Y te falta ayuda, porque hace tiempo que lo ves, pero no sabes cómo hacerlo.
5. No tengo tiempo
Al final no deja de ser una excusa más. Muchas personas sí tienen un horario y unos turnos de trabajo muy complicados, pero esto no es motivo para no sacar 60 minutos a la semana para ti. De hecho, si buscas bien, encontrarás una alternativa a prueba de excusas: psicología online. No tienes ni que salir de casa o la oficina.
6. No tengo un centro de Psicología cerca
La mayoría de los centros de psicología se concentran en ciudades grandes. Una amplia variedad de opciones, desde todas las corrientes de la psicología. Si vives en una ciudad pequeña, en un barrio periférico o, incluso, fuera de España, es lógico que la ayuda psicológica no esté a tu alcance. Pero sigue habiendo una alternativa clara: psicólogos online.
7. Tengo otra excusa
Seguro que a ti se te ocurre un motivo más para no estar recibiendo ahora ayuda profesional. Por eso te dejo este espacio para ti, para que me lo cuentes y veamos hasta donde es excusa y hasta donde realidad. Hazlo en el siguiente enlace: Contacto.
Psicólogos Online: A prueba de tabús y excusas
La Psicología Online lleva trabajando ya hace un tiempo para salvar todas las barreras tradicionales que hasta ahora tenía la psicología presencial.
– No hay desplazamientos. Da igual donde vivas, si tienes incapacidades físicas o si no sales de la oficina.
– Flexibilidad de horarios. De hecho, las consultas a veces son también en días festivos (dependiendo del profesional).
– Más económico. Los recursos que el psicólogo necesita para llegar hasta a ti son más reducidos, lo que permite también reducir el precio.
– Confidencial. Aunque en la terapia presencial también aparece, pero al no tener que acudir a un gabinete, existe una ventaja añadida.
Psicología Positiva
Con la publicidad y el marketing de los últimos 5 años, la Psicología Positiva ha ganado de forma errónea muy mala prensa. Esto aparece porque creemos que es una dictadura de la felicidad, que se basa en estar bien nos pase lo que nos pase. Ni es cierto ni puede ser posible en ninguna persona.
La Psicología Positiva utiliza el optimismo (encarar el futuro de forma realista pero más apoyado en lo positivo), pero únicamente como una de sus herramientas. De hecho, son muchas más cosas las que se trabajan desde este enfoque plenamente científico.
Se trabajan fortalezas personales, habilidades, gestión y conocimiento emocional, autoestima, síntomas ansiosos o depresivos, mejores hábitos… Ganamos en bienestar y felicidad, pero felicidad real, no ciega (¿por qué nos da miedo esta palabra?).
Ni la Psicología Positiva omite los aspectos negativos o las emociones disfuncionales, ni creo que sea real o correcto. Pero sí admite ese lado malo, sí lo trabajo, y sí te enseña a superarlo y crecer.
Si te interesa este tema o quieres saber más, te invito a hacer dos cosas:
- Léete la siguiente entrevista que realicé para El Periódico a Gonzalo Hervás, presidente de la Sociedad Española de Psicología Positiva (SEPP): Entrevista. Y si te sabe a poco, pasa al punto 2.
- Escríbeme y te recomendaré libros y artículos relacionados con el tema: Contacto.
¿Y ahora qué vas a hacer? ¿Buscamos ayuda o seguimos con las excusas?
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